De chicas superpoderosas, héroes reciclados y actrices porno.
La biografía de su página web oficial la describe como una mujer "optimista y alegre", que tenía el don único de generar sonrisas dondequiera que vaya. Y asegura que las palabras no alcanzan para narrar su encanto, su belleza y su espiritualidad.
Otras voces, en cambio, contaron historias mucho más turbias. Un ex representante suyo dijo que sabía manejar "todo tipo de armas, desde pistolas hasta ballestas". Y fuentes citadas por la revista Vanity Fair aseguraron que a principios de los noventa integró el exclusivo catálogo de Jody "Babydoll" Gibson, la madama más famosa de Hollywood.
Lana Jean Clarkson nació en Long Beach, California, el 5 de abril de 1962. Rubia, de ojos claros, un metro ochenta y pronunciadas curvas, luego de algunos intentos poco trascendentes en el modelaje debutó en la pantalla grande con un papelito en Picardías estudiantiles (Fast Times at Ridgemont High, Amy Heckerling, 1982), película que aunque tiene sus méritos es más recordada por ser uno de los primeros trabajos importantes de Sean Penn y por el topless de Phoebe Cates.
-El director Héctor Olivera junto a Lana Clarkson en el set de filmación
Se sucedieron algunas apariciones en films y series de televisión para nada recordables y una participación como extra en Scarface (Brian de Palma, 1983) hasta que Lana Clarkson llegó a Buenos Aires, a fines de 1982, para participar de Deathstalker (1983), la primera de las producciones de Roger Corman en Argentina.
Su historia, desde ya, no debería generar demasiado interés. Sin embargo ocupó buen espacio en la prensa de todo el mundo hace diez años. Entonces surgieron las versiones sobre un pasado oscuro. Y los elogios desmesurados porque, se sabe, nada redime más que la muerte: en las primeras horas de la mañana del 3 de febrero de 2003 Lana Clarkson fue hallada sin vida, con un disparo en la boca, en una mansión de West Hollywood propiedad del legendario productor musical Phil Spector [1].
Las mujeres al poder
El rol de Lana en Deathstalker fue secundario, casi una excusa para una irrisoria escena de sexo con Rick Hill en el medio del bosque. Pero su siguiente película en nuestras pampas probablemente sea hoy lo más recordado de su carrera: Reina salvaje (Barbarian Queen, 1985, conocida en España como La reina de barbaria), dirigida por Héctor Olivera.
El subgénero de espadas y brujerías que reinstauró Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982) se puede dividir en dos ramificaciones. Por un lado, las películas de héroes musculosos; por otro, las de heroínas bellas y aguerridas. Barbarian Queen se inscribe en este último grupo, que dominó buena parte de la producción fantástica de Corman en Argentina.
Lana interpreta a Amethea, la prometida del príncipe de la tribu, Argan (el ignoto Frank Zagarino, de prolífica e irrelevante carrera). Pero en el día de la boda sufren un despiadado ataque, en el que mueren decenas de aldeanos y son secuestrados otros tantos, entre los que se cuentan su novio y su hermana que empieza siendo violada por los soldados (Dawn Dunlap, que en 1979, siendo menor de edad, se había puesto en bolas en Laura, las sombras del verano y posteriormente actuando en varias producciones softcore).
Si vieron el video en You Tube podrán suponer que Amethea sobrevive al fuego. Junto a su amiga Estrild (Katt Shea, que luego escribiría y dirigiría algunas películas para Corman) jura venganza y emprende el camino para liberar a su prometido. Aunque la idea de la mujer que toma las riendas del asunto pueda parecer liberal y feminista al estilo Russ Meyer, en realidad la rubia se mueve en base a una consigna bastante conservadora: la indignación por la cancelación forzosa de su boda. Parece que en este violento mundo hasta las guerreras sueñan con casarse de blanco.
Amethea y Estrild serán acompañadas en su aventura por una de las sobrevivientes de la masacre: Tiniara, compuesta -bueno, es un decir- por una extraviada Susana Traverso, que no logra disimular sus problemas con el inglés. Hay otros dos argentinos que tienen una participación de importancia, uno en cada bando: Víctor Bo como Strymon y Armando Capó (Arman Chapman en los créditos) como Arrakur.
La película, floja por dónde se la mire, no esquiva ningún lugar común, y las frecuentes coreografías de pelea son bastante deslucidas. Los diseños de María Julia Bertotto y las escenografías fueron recicladas, con algunos retoques, de Deathstalker y The Warrior and the Sorceress (1984). Otra vez, el afiche puede generar expectativas desmedidas.
Con todo, Olivera logró una escena, la más bizarra del film, que con los años pasó a ser de culto (en ámbitos muy reducidos, es cierto). La protagonizan Lana Clarkson, que en la ficción fue capturada por los malos, y el argentino Roberto Catarineu, que aporta lo suyo con un inglés pausado y una interpretación excesiva. No será tan célebre como "siempre nos quedará París" o "amo el olor del napalm por la mañana", pero la frase del perverso Karax ("Debés estar muy orgullosa, estás haciendo una contribución a la ciencia") merece un lugarcito en la historia del cine bizarro.
La participación de actores y actrices locales no se agota en los ya mencionados. También actúan una veinteañera Andrea Barbieri (Andrea Barbizon en los créditos); Matilde Mur, que había tenido acción en películas de Los Parchís; Arturo Noal, legendario stunt men criollo; Arévalo, el de las pulseadas de Sofovich; el infaltable Marcos Woinski. Y hay una aparición de lo más curiosa: Eddie Pequenino, que figura como Eddie Little [2].
La película tuvo una secuela (Barbarian Queen II: The Empress Strikes Back, Joe Finley, 1989, título que hace obvia alusión a la segunda parte de la saga de Star Wars), filmada en México. Corman, siempre atento a las autovindicaciones, sostuvo años después que la reina bárbara de Lana Clarkson fue la precursora de Xena, la princesa guerrera, exitosa serie de TV de los noventa. Algo es algo.
La mano de Sessa
Alejandro Sessa era socio de Aries en los primeros ochenta, y su hábil intervención fue muy importante para lograr que Corman instale sus equipos en Argentina. En 1986, bajo el seudónimo de Alex, debutó detrás de cámara con Amazonas (Amazons, también conocida en algunos países como El enigma del talismán).
La protagonista es la karateca Mindi Miller (Windsor Taylor Randolph en los créditos), hija del reconocido stunt de los cuarenta Dave Kashner, y venía de tener una breve aparición en Doble de cuerpo (Body Double, Brian De Palma, 1984). La secundan otras dos rubias, madre e hija en la ficción: Danitza Kingsley [3] como la traicionera Tshingi, líder del éjercito de las amazonas y Penelope Reed, de quien, por desconocida, nada se puede decir.
-Portada del DVD norteamericano.
Pero el actor más importante de Amazons es Joseph Whipp como el hechicero invasor Kalungo, con una larga aunque no muy conocida trayectoria en cine y televisión. Sus roles más importantes fueron junto a Wes Craven en Pesadilla (A Nightmare on Elm Street, 1984) y Scream (1996), pero su carrera cuenta casi un centenar de trabajos. Un actor en serio, lo que no es poco para este tipo de producciones.
Charles Saunders, autor del guión [4], no estuvo demasiado imaginativo y le dio fuerte y al medio. La ciudad amazona de Imbissy es atacada por los guerreros del brujo Kalungo (Whipp). En el combate las amazonas son derrotadas y deben replegarse a la capital de su reino. Entonces deciden que Dyala (Miller) y Tashi (Reed) salgan en búsqueda de la espada Azundati, que siempre protegió a su tribu de las amenazas. En el medio hay traiciones, cursilerías, muchos desnudos, efectos especiales y una película flojísima, probablemente la peor de las realizaciones cormanianas en nuestro país. En el blog La abadía de Berzano se puede leer un comentario bastante más completo al respecto.
¿Argentinos? Claro, cómo no. Sobre todo varias caras conocidas de estas producciones: María Fournery, Armando Capó, Esther Velásquez, Marcos Woinski, Linda Guzmán y Anita Larronde como la reina amazona, todos en roles bastante marginales. Dos compatriotas se destacan en el elenco, no tanto por su participación en la película sino por sus historias personales. Uno es Jacques Arndt, un tipo nacido en Austria hace casi cien años que escapó del nazismo, habla seis idiomas y tuvo una extensa carrera en el cine nacional [5]. La otra, Noelle Balfour, que algunos recordarán como la ardiente chica de Luna caliente (Roberto Denis, 1985) y otros como la tapa de Playboy de abril de 1987. Tal vez algunos pocos sepan que además fue la traductora que hizo papelones en la cancha de River, durante la primera visita de los Guns N' Roses a Argentina [6].
De la segunda película que Alejandro Sessa dirigió muy poco se puede decir. El ojo de la tormenta (Stormquest, 1987) es casi imposible hallarla. Por esos misterios de la cinematografía, el film se editó en DVD en Francia con el título de Kimbia, la cité des femmes. En 1987 Sessa dirigió esta película hablada en inglés y con protagonistas estadounidenses, que en todos lados aparece asociada a las producciones argentinas de Roger Corman, pero en realidad no tiene nada que ver. En los créditos figura Aries en asociación con Benlox Investment y, de hecho, la empresa de Fernando Ayala y Héctor Olivera retiene los derechos de comercialización para todo el mundo, mientras que del resto de las producciones locales de Corman sólo tiene potestad en Argentina, Uruguay y Paraguay. “La financiamos con un grupo de argentinos, Corman no estuvo involucrado”, dice Olivera, sin aportar precisiones. Frank Isaac, identificado como productor asociado en los créditos, tampoco sabe de dónde salió el dinero: “No tengo idea quién la financió. Como yo venía trabajando tan bien con Héctor y Alex, me preguntaron si podía ayudar en la producción, y fui feliz en hacerlo”. De todos modos, por tratarse de la única producción hablada en inglés que hizo Aries en los ochenta por fuera de su asociación con Corman, bien vale incluirla en el ciclo.
Como se puede observar en el trailer You Tube una de las protagonistas es Mónica Gonzaga, que tuvo su momento de gloria en los ochenta con iniciativas meramente comerciales tipo Los bañeros más locos del mundo (Carlos Galettini, 1987). Gonzaga fue la última pareja de Sessa, que murió en julio de 1998, a los 60 años.
Los estadounidenses al frente del elenco son tan desconocidos como complicado es conseguir la película: la comediante Linda Lutz, Kai Baker, Rocky Giordani, Brent Huff, Dudu Mkhize. Sí, en cambio, se sabe más sobre los argentinos: Roxana Randón, de nutrida participación en teatro y en varias realizaciones televisivas; Pía Uribelarrea, con más de veinte películas en su haber; la ochentosa Ana María Ricci; y, una vez más, Marcos Woinsky, que a esta altura ya podría ser catalogado como el Sarmiento de las producciones de Corman en Argentina.
La única reseña que aparece en la Web es la de Sandra Brennan en la All Movie Guide. Dice: "Esta aventura fantástica se sitúa en medio de una selva habitada por las temibles mujeres amazonas. Las chicas guerreras tienen un tabú terminante que les prohíbe fraternizar con los varones, y cuando encuentran una del clan con un hombre la condenan a ser ejecutada. Su amante ilícito trata de salvarla con la ayuda de una tribu próxima de guerreros masculinos". Y le coloca una estrella y media sobre cinco.
En YouTube hay un video con una breve escena de la película en la que, suponemos, los malos torturan a las buenas. Al menos sirve para conjeturar que no nos estamos perdiendo gran cosa.
Segundas partes bastantes buenas
-Deathstalker a punto de perecer en manos de Gorgo (la luchadora profesional Deanna Booher).
El director más importante que trajo Corman se hizo cargo de la última coproducción del género fantástico. Está claro que su obra no figurará en los libros de historia. Tampoco integra la lista de autores del exigente Andrew Sarris. Pero al menos adquirió luego, con más de medio centenar de realizaciones, bastante fama dentro del cine de bajo presupuesto.
Jim Wynorski nació el 14 de agosto de 1950 en Long Island. Trabajó por primera vez para Corman como guionista de Los bárbaros (Sorceress, Jack Hill, 1982), filmada en México. Pero la confianza del rey de las B-movies se la ganó luego de su paso por América del Sur. Le dijo, desafiante, que él podía filmar cualquiera de sus películas de bajo presupuesto de los sesenta en el mismo tiempo en que se había hecho originalmente. Sólo puso una condición: que se actualizara el valor de los costos de la producción de aquella época. El resultado de la apuesta fue Vampiros del espacio (Not of This Earth, 1988), remake de Emisario del otro mundo (Not of This Earth, Roger Corman, 1957), en la que la Traci Lords realiza su primera actuación fuera del porno [7].
Wynorski dirigió en Argentina la continuación de El cazador de la muerte (Deathstalker II: Duel of the Titans, 1987). A pesar del título no se trata de una continuación, porque la historia tiene muy poco que ver más allá del nombre del héroe. La protagonista es Monique Gabrielle, que en ese momento era la novia del director, en una doble interpretación para el espanto [8]. Aunque la rubia trabajó en unas cuantas películas nunca hizo nada realmente destacable. Hace un par de años que parece haberse retirado de la actuación "seria", y algunas versiones sostienen que se dedica al porno casero en su casa de Florida.
De los demás yankees del elenco hay poco. Deathstalker no es el original Rick Hill sino John Terlesky, con un perfil canchero, más cercano al Bruce Willis de Duro de Matar que al Schwarzenegger de Conan. El malo a derrotar es un hechicero llamado Jarek interpretado por John Lazar, que había trabajado con Russ Meyer en Beyond the Valley of the Dolls (1970) y Supervixens (1975). Y también aparece Toni Naples (haciendo de la guerrera rebelde Sultana que buscará vengarse del propio Deathstalker), que siempre fue una especie de versión menos lucida y voluptuosa de la eterna clase B Julie Strain.
Deathstalker II fue una de las producciones de menor costo de la serie. Esto se explica, en parte, por la reutilización de recursos. Además del habitual reciclado de las escenografías de los Estudios Baires y de los vestuarios, aquí se suma como nunca antes la reedición de escenas de films anteriores. Es así que aparecen personajes que habían muerto en la primera Deathstalker, como los interpretados por Víctor Bo, Richard Brooker y Arévalo. También hay imágenes de Amazons. De todas maneras logra ubicarse entre lo mejorcito que produjo Corman en Argentina gracias un mérito, casi el único: la película nunca se toma en serio.
La participación de argentinos es más abundante detrás de las cámaras que delante. Sólo María Socas como una reina amazona y Marcos Woinsky tienen papeles importantes y con diálogos, y sobre el final se lo ve a Jacques Arndt. En cambio, en los rubros técnicos aparecen Marisa Urruti (efectos especiales), Marta Albertinazzi (diseño de producción), Leonardo Rodríguez Solis (fotografía) y algunos más que no figuran en los créditos.
La saga no se agotó aquí. Hubo una tercera parte, Deathstalker and the Warriors from Hell (Alfonso Corona, 1988), rodada en México. El elenco estuvo encabezado por John Allen Nelson (algo así como el George Lazenby de Deathstalker), luego protagonista de Payasos asesinos del espacio (Killer Klowns from Outer Space, Stephen Chiodo, 1988) y con participaciones en las series Baywatch y 24. Y hasta una cuarta, Deathstalker IV: Match of Titans (1990), filmada en Bulgaria. Esta última entrega la dirigió Howard R. Cohen, que estuvo varias veces en Argentina como productor de Corman, y marcó el regreso del héroe original, Rick Hill, ahora acompañado por Maria Ford.
Notas:
[1] Harvey Philip Spector comenzó a trabajar en la música a fines de los cincuenta con su propio grupo, The Teddy Bears, que pegó un par de hits. En los sesenta produjo a Ike y Tina Turner, entre otros, y en 1970 trabajó junto a los Beatles en Let it be. En la década siguiente colaboró con John Lennon, George Harrison y los Ramones y luego se mantuvo bastante al margen del negocio musical. Integrante del Salón de la Fama del Rock and Roll, volvió a la tapa de los diarios en 2003 con la muerte de Lana Clarkson, que fue hallada en su casa con un disparo en la boca. Fue detenido y acusado de asesinato. "Besó el arma", explicó él, que siempre sostuvo que se trató de un suicidio. El juicio, en el que muchos vieron similitudes con el de O. J. Simpson, comenzó el 19 de marzo de 2007. Fue televisado, lo que permitió que todo el mundo viera imágenes de la escena del crimen que, aunque están por todo internet, aquí preferimos no reproducir. En septiembre, luego de que el jurado no lograra alcanzar un veredicto unánime (estaban diez a dos a favor de condenarlo), la Justicia de Los Angeles declaró el proceso viciado de nulidad y mandó a revisar el caso, cosa que concluyó hace un par de años atrás con la condena del mítico productor. En el momento de su muerte Lana tenía 40 años. Casualmente, había nacido en la misma fecha que Roger Corman y Héctor Olivera: 5 de abril.
[2] Eduardo Pecchenino nació en Buenos Aires el 1 de abril de 1928. Se lo recuerda sobre todo por su participación, bajo el seudónimo de Eddie Pequenino, en Domingos para la juventud (conducido entonces por Orlando Marconi) y en las películas de Palito Ortega de los sesenta y setenta. Fue trombonista, músico de jazz y, para muchos, un precursor local del rock. Cuando murió, el 21 de julio de 2000, a los 72 años, Clarín, La Nación y Página/12 brindaron una importante cobertura para recordar su trayectoria.
[3] Aunque luzca una fotito en su perfil de IMDb, a Danitza Kingsley sólo se la recuerda como actriz en los círculos más frikis de Star Trek. Es más conocida en su rol de fotógrafa, como Danica Perez. Según se ve en su página web, se interesa especialmente en los embarazos, a los que considera "una gran bendición". Nicole Mitchell (ex de Eddie Murphy) y Kelly Preston (esposa de John Travolta), entre otras famosas, pueden dar testimonio de esto.
[4] El film está basado “libremente” en La Espada de Agwebe, relato corto de Saunders para un libro recopilatorio de fantasía llamado, justamente, Amazons en la década del 70.
[5] Jacques Arndt llegó a Argentina a los 21 años, luego de escapar del nazismo en Viena. Unos años después comenzó a trabajar en teatro y en 1948 debutó en cine con La hostería del caballito blanco (Benito Perojo). Desde entonces trabajó en casi cincuenta películas, y en los ochenta integró los elencos de varias de las producciones estadounidenses filmadas en nuestro país. Lo debe haber ayudado su facilidad para los idiomas: habla seis, todos aprendidos de oído. Su último trabajo en cine fue en De amor y de sombras (Of Love and Shadows, Betty Kaplan, 1994), basada en la novela de Isabel Allende, donde interpretó a Augusto Pinochet. En 2006 La Nación reflejó su vida en un extenso reportaje.
[6] Los Guns N' Roses llegaron a Argentina por primera vez en diciembre de 1992 en medio de polémicas acerca de la supuesta "actitud antiargentina" de la banda. En el sitio Mundo Gunner hay un resumen bastante descriptivo de aquella visita. Con cierto clima de tensión, el primer show se realizó el 5 de diciembre en la cancha de River. Axl Rose interrumpió un par de veces el espectáculo para hablar con el público, ya que algunos escupían y tiraban cosas al escenario. Para eso utilizó una traductora, a la que llamó "Noel". Esa chica no era otra que Noelle Balfour, que tuvo bastantes problemas con el inglés, sobre todo por el lenguaje procaz de Axl. En YouTube se puede ver el video de aquel incómodo momento, que incluye subtítulos. Evidentemente los nervios le jugaron una mala pasada, porque luego Noelle trabajó en varias películas, aunque muy menores, en Estados Unidos, como Different Strokes (Michael Paul Girard, 1998), una softcore con Dana Plato, y Paper Bullets (Serge Rodnunsky, 2000). Incluso tuvo una participación en un capítulo de Seinfeld (The Abstinence, de 1996, noveno episodio de la octava temporada de la serie).
[7] Luego de su paso por Argentina y de la apuesta con Corman (que él asegura haber ganado), Jim Wynorski hizo una prolífica carrera dentro del cine de bajo presupuesto que hoy lo sigue mostrando muy activo. Con infinidad de seudónimos (sobre todo Arch Stanton y Jay Andrews), sus películas no suelen ahorrar sangre y, sobre todo, desnudos femeninos. Muchas veces rozan lo pornográfico. No hay demasiado para destacar: probablemente lo más notorio, no tanto por sus méritos cinematográficos sino por el nivel de la producción, sea The Return of Swamp Thing (1989), basada en el cómic de DC, con Heather Locklear; Vampirella (1996), con la ex chica Bond Talisa Soto; y Raptor (2001), con Eric Roberts.
[8] Interpreta a la princesa Evie y su clon Reena, la vidente (una mujer canibal creada por Jarek para reemplazar a Evie en el trono).
A modo de epílogo:
-Portada del libro Babilonia Gaucha
La calidad de las realizaciones de Roger Corman cayó mucho a fines de los setenta. No tanto el nivel de producción, que siempre había sido más bien bajo, sino lo artístico. Esto se puede explicar desde varios aspectos. "Es una cuestión de ciclos. Cuando yo empecé los grandes estudios dominaban la industria. En los 60 y 70 llegaron los independientes e hicieron mejores y más exitosas películas. Ahora el péndulo volvió a los grandes estudios", sostuvo Corman en un reportaje con el diario Clarín en marzo de 2002, cuando estuvo en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
En la misma entrevista, una líneas más abajo, brindó una mirada mucho más interesante sobre el asunto: "Cuando Tiburón salió, Vincent Canby, el entonces crítico de The New York Times, escribió: '¿Qué es Tiburón sino una película de Corman con gran presupuesto?'. Tenía razón, pero no del todo. No sólo era más grande sino mejor. La resurrección de los grandes estudios se debió a éxitos como Tiburón y Star Wars. Cuando vi esos filmes me di cuenta que estaba en problemas, porque hacían mis películas en grande. Lucas, Spielberg y esa generación de cineastas crecieron viendo mis películas y cuando tuvieron su oportunidad las hicieron en grande".
Este descenso en la calidad se ve con nitidez en las producciones realizadas en Argentina. Está claro que ninguna de las diez películas tuvo trascendencia como obra, y tampoco fueron éxitos de taquilla. Además, ninguno de los actores y técnicos argentinos que participaron en ellas pudo desarrollar luego una carrera en Estados Unidos. ¿Qué aportó entonces el paso de Corman por nuestro país?
Por un lado, durante ocho años estas películas ofrecieron una fuente de trabajo con cierta constancia y regularidad para una industria -si es que cabe el término- que en aquellos años no pasaba por su mejor momento. Olivera dijo hace unos años que fueron "imprescindibles para mantener abiertos los estudios (Baires)". Según publicó La Razón el 5 de mayo de 1985, La muerte blanca (Cocaine Wars) costó alrededor de un millón de dólares. Para tener un parámetro de comparación, en Brigada explosiva: misión pirata (Rodolfo Ledo, 2008), una película más cara que el promedio de las producciones actuales del cine argentino, se invirtieron 1,2 millón de dólares. Es que una película de bajo presupuesto estadounidense sería una superproducción en unos cuantos países.
-Presentación de la productora Aries.
Pero hay otro aspecto, más importante. Luego de Deathstalker, realizada en el verano de 1983, en nuestras pampas se filmaron varias producciones clase B, en muchas de las cuales estuvo vinculado el productor Luis Sartor, como La venganza de un soldado (Vengeance of a Soldier, David Worth, 1984), con John Savage y María Socas; Venganza de honor o Contacto ninja en la Argentina (Rage of honor, Gordon Hessler, 1986); Sin escape (Catch the Heat, Joel Silberg, 1987); Entre rejas (Jailbird Rock, Phillip Schuman, 1988); y Norman's Awesome Experience (Paul Donovan, 1989).
También hubo producciones más importantes, de mucho mayor presupuesto y trascendencia, como La misión (The Mission, Roland Joffé, 1986), con Robert De Niro, Jeremy Irons y Liam Neeson, candidata a siete premios Oscar; Fábrica de locuras (Gung Ho, Ron Howard, 1986), con Michael Keaton; Naked tango (Leonard Schrader, 1991), con Vincent D'Onofrio; y Highlander 2 (Highlander II: The Quickening, Russell Mulcahy, 1991), con Sean Connery, Virginia Madsen y Christopher Lambert.
Este es el aporte más interesante. Como plantea Diego Curubeto en sus libros Babilonia Gaucha (Planeta, 1993) y Babilonia gaucha ataca de nuevo (Sudamericana, 1998), Y de lo poco que hay en la web se puede consultar un artículo (en inglés) de Tamara L. Falicov, docente de cine y video de la Universidad de Kansas. Pero, aseguro, no encontrarán mucho más que en estos artículos.
Corman rompió con cierto temor de los productores estadounidenses a filmar en Argentina. Abrió una puerta por la que luego, aprovechando las condiciones económicas favorables, ingresaron una larga serie de realizaciones extranjeras. Algo que, con lógicos altibajos, continúa hasta hoy. ■
Con esta entrega finalizamos este recorrido de todos los films producidos por el mítico Roger Corman en nuestro país, quiero agradecerle al periodista Andrés Fevrier por heberme permitido publicarlo aqui, aunque le hice algunas pequeñas modificaciones a las tres entregas y el epílogo original todo el crédito se lo merece él por supuesto; Para el mes que viene seguimos adentrándonos en el extenso mundo de la compañía The Cannon Group y el análisis de un nuevo film, que vuelve justo a tiempo cuando se cumplan los 100 post en este blog!!! Saludos para todos.
Federico
BUena página. Mi nuevo blog es: http://todocinemaniacos.com.
ResponderBorrarMuchas gracias!!
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